CIUDAD CONTENIDA

Ana Cecilia Farah, Ana De Orbegoso, María Cecilia Piazza, Rudolph Castro, Daniel Bragini, Sonia Cunliffe, Stefania Polo, Sandro Aguilar, Joao Canziani, Nicole Franchy, Hans Stoll.

Curaduría realizada en junio – Julio del 2010, galleria Vértice, Lima.



Desde su invención, la fotografía miró con atención la escena urbana. Han pasado más de 150 años y esa mirada ha impulsado una de las fuentes de producción artística más importante del arte contemporáneo: la ciudad. Pero el recorrido ha sido largo, tanto para el género fotográfico como para el desarrollo de la urbe. Aquel registro documental que inicialmente se limitaba a dejar constancia de la arquitectura se ha convertido hoy en un complejo lenguaje sobre la percepción de vida de los individuos y su interrelación con el espacio que los rodea.

Y es que en ese amplio trayecto, la configuración de la ciudad cambió radicalmente, quizás más aún que la fotografía. Hoy hablamos de centros urbanos, megalópolis habitadas por millones de personas y donde la cotidianeidad parece haber colapsado ante la inminente densidad de “vida”. El espacio nuestro se ha cerrado y el tiempo nuestro ya no lo es más. Esta aparente escasez que resulta de un exceso parece estar moldeando una nueva fobia, otra de las tantas surgidas en esta era: la “claustrofobia urbana”. Como la claustrofobia psíquica, este trastorno citadino presenta síntomas de ansiedad y es nociva para la salud física y mental del hombre. Ese miedo intenso, en estado vulnerable a las consecuencias de estar en un lugar cerrado se puede llevar ahora a la gran escala de la dimensión que habitamos. Y se puede también encuadrar - o ¿ampliar? - a una escala fotográfica, no solo bajo su condición de posesión de tiempo sino sobre todo de espacio. Tanto así como el lugar hipermoderno, el de un sujeto sin tiempo ni espacio: el de la CIUDAD CONTENIDA.

CIUDAD CONTENIDA: desconocida desde la contemplación aérea y que desde ahí se abstrae ante una aglomeración impenetrada e ilegible por cualquier registro. Metrópoli crepuscular que se eleva a otra dimensión, cruza los límites y emerge sola, liberándose del caos terrenal desde sus más íntimas entrañas. Anárquica urbe, recortada y sobrepuesta, manipulada sin control y autoconstruida por el usuario en el encuentro de la necesidad vital. Ciudad de proporciones miniaturizadas, reducida a la mirada mínima del poder de turno y al frágil mas no inocente juego al que es sometida. Ciudad monocromática, indescifrable y borrosa, donde ya no hay sitio para la luz y cuyos excesos ilimitados le hacen exigir una mirada austera, severa y rigurosa. Un lugar donde el individuo es asfixiado, donde el caminante anónimo encuentra la orilla finita; lugar de exclusión. CIUDAD CONTENIDA que culmina, donde ya no cabe nada pero donde todo cabe y todo culmina en una fotografía.

Si el arte del Renacimiento representó su carácter humanista a través de la perspectiva, hoy la CIUDAD CONTENIDA carece totalmente de ella, mostrándonos su lado menos humano.

Carlos Caamaño