INTERRUPCIONES

MARIANO ZUZUNAGA


En una continuidad hecha de rupturas interiores que evitan constituirse en serie fotográfica, lo singular marca dentro de la pluralidad de imágenes espacios en los que se ofrece todo esto como aquello otro que enseguida se encuentra también más allá. Si se tratara de un espacio de representaciones y comparaciones nos encontraríamos frente a los problemas de siempre. De lado se dejan por ello las repeticiones y las variaciones. De pronto lo que se presenta no es comparable ni se deja representar. En cada caso cada función es otra.

Al poner una cosa en el lugar de otra el desplazamiento de esta se ofrece no solamente en el espacio sino a la vez en el tiempo. Una pared de color blanco puede pintarse de rojo pero no será blanca y roja al mismo tiempo. La pared bien puede pintarse del color que sea pero una vez pintada será del color que es. Es aquí en donde anida la realeza de la realidad. Es independiente del cristal con que se mire. El cristal no determina el color de la pared sino solamente el color que se ve. Si la pared es roja y se mira a través de un cristal rojo esta se verá blanca. Si la pared es blanca y se mira a través de un cristal rojo esta se verá roja.

La realidad que se ve a través de una fotografía no es fruto de un invento –nadie inventó tampoco la electricidad – sino de la necesidad de ver (a veces más, a veces menos) de lo que ya se ve. Llega incluso a ser, como el pensamiento al que haga honor, fruto de una exageración que se sabe humana.

Aquella continuidad a la que se pretende a través de representaciones y comparaciones, la fotografía la manifiesta paradójicamente a través de interrupciones.

Lima, abril 2022.
Mariano Zuzunaga